top of page

¿Cómo decirle a alguien que necesita ir al psiquiatra y no romper la relación en el intento?

  • Foto del escritor: Dr. Víctor Luis Figueroa Alvarado
    Dr. Víctor Luis Figueroa Alvarado
  • 25 jul
  • 3 Min. de lectura
Dos amigos teniendo una conversación seria.
Consultar a un psiquiatra es buscar atención médica especializada para el bienestar mental y emocional, al igual que se haría con cualquier otro aspecto de la salud.

El tabú sigue ahí, aunque no lo digamos en voz alta


Cuando alguien cercano comienza a mostrar señales de que algo no anda bien con su salud mental (ya sea tristeza persistente, cambios abruptos en su comportamiento, ansiedad intensa, desorganización funcional o incluso pensamientos negativos sobre sí mismo) es natural que nos preguntemos si necesita ayuda profesional.

Y muchas veces la respuesta es sí. Pero lo difícil no es saberlo. Lo verdaderamente desafiante es decirlo sin herir.

Recomendarle a alguien que consulte a un psiquiatra puede sentirse como caminar sobre una cuerda floja: no queremos sonar alarmistas, ni dar la impresión de que estamos exagerando. Tampoco queremos que la persona se sienta atacada, etiquetada o rechazada. Y sin embargo, quedarse en silencio también puede ser una forma de abandono.


Empecemos por eliminar el tabú en nosotros.


Antes de hablar con alguien, conviene que tú mismo tengas claridad: un psiquiatra no es solo para “locos”, ni es el último recurso cuando todo se ha salido de control.

Los psiquiatras son médicos especializados en salud mental. Evalúan, diagnostican y tratan trastornos del estado de ánimo, ansiedad, trastornos del sueño, dificultades en el control de impulsos, síntomas psicóticos, y muchas otras condiciones que afectan el pensamiento, la conducta y las emociones.

Y no, el tratamiento no siempre implica medicación. En muchos casos, lo primero que ofrece un psiquiatra es una evaluación clínica cuidadosa y una orientación individualizada. A veces eso basta para organizar lo que está pasando.


Cómo abrir la conversación (sin que se cierre en defensiva)


El cómo lo digas es casi más importante que lo que digas. Algunos principios clínicamente recomendados y emocionalmente sostenibles pueden ser:


1. Habla desde el vínculo, no desde el juicio


Empieza por expresar tu preocupación desde el afecto:

“Te he notado diferente, y me preocupa cómo te estás sintiendo últimamente”. Evita frases como “estás mal” o “necesitas ayuda urgente”, que pueden sonar invasivas o críticas.


2. Valida su experiencia, aunque no la entiendas del todo


“Sé que quizás no te sientas tan mal como yo lo percibo, pero he notado cosas que me hacen pensar que podrías estar cargando más de lo que dices”.


3. Normaliza la idea de pedir ayuda


Puedes compartir ejemplos:

“Yo también he pasado por momentos difíciles y hablar con alguien me ayudó más de lo que esperaba”. Hablar de salud mental como parte de la salud integral ayuda a romper el estigma.


Dos amigos teniendo una conversación seria.

4. Ofrece opciones concretas y apoyo práctico


“Conozco a un psiquiatra muy bueno que te puede evaluar sin compromiso. Si quieres, te acompaño a la primera cita o te ayudo a coordinarla”. Facilitar el acceso es clave: muchas personas se paralizan frente a lo desconocido.


5. Siembra preguntas, en lugar de imponer conclusiones


En psicoterapia y acompañamiento clínico, hay un principio poderoso: las ideas que descubrimos por nosotros mismos tienen más valor que las que nos imponen. Esa es la base de la mayéutica, una técnica que, usada con sensibilidad, puede abrir grietas en el muro de la negación sin necesidad de confrontar.


En lugar de decir:


“Tú deberías ir al psiquiatra.”


Podrías preguntar:


“¿No has sentido últimamente que todo te está costando más de lo normal?”, “¿Has pensado en hablar con alguien que te ayude a entender por qué estás tan cansado o tan irritable?” o “¿Te has preguntado por qué no estás pudiendo disfrutar nada últimamente?”.


Estas preguntas no atacan, ni etiqueta, pero sí invitan a mirar con más honestidad lo que se está sintiendo. Muchas veces, ese tipo de preguntas es el primer movimiento que permite que alguien empiece a considerar una ayuda profesional por iniciativa propia, no porque lo empujaron.


¿Y si me rechaza la idea?


Es posible. Especialmente si hay miedo, prejuicios o una historia previa negativa con profesionales de salud mental. Pero incluso si la respuesta inicial es “no”, tu mensaje queda sembrado. Y cuando el malestar crezca o algo cambie, esa conversación puede ser el primer paso hacia la decisión de buscar ayuda.

No insistas, pero tampoco retires tu presencia. Puedes decir:

“Entiendo que ahora no lo veas necesario, pero si en algún momento te lo replanteas, cuenta conmigo”.


Acompañar también es cuidar(se)


Ser testigo del malestar de alguien a quien queremos puede ser angustiante. A veces nos sentimos impotentes, irritados o incluso culpables. Por eso, acompañar no significa asumir el rol de salvador, sino estar presente, cuidar tu propia salud emocional y confiar en los profesionales.

Recomendarle a alguien que consulte a un psiquiatra no es una sentencia, no es una invasión, es abrir una puerta.


----

Tal vez te interese saber sobre las:

----

Opmerkingen


Tel: (809) 692.6491
Wpp: (829) 539.8080

Calle La Esperilla N° 12, 2do nivel

Los Restauradores, Santo Domingo, DN.

bottom of page